LE

LE

Un hombre a mis pies….capítulo I


7:15 a.m., miércoles, el día es frío, un típico día primaveral, me despeja las neuronas una suave lluvia, que cae dulce y mansamente, a pesar de este comienzo, nadie me ha preparado para lo que está a punto de ocurrir. Como cada día salgo a la calle, un nuevo dia de trabajo espera, pocas personas circulan a esas horas,voy andando despacio, disfrutando de la mañana, que aunque me ha negado unos rayos de sol, sigue siendo espléndida, -definitivamente me gustan los días lluviosos-, de pronto una voz me detiene, es una voz alegre, aparentemente joven,-todo esto lo concluyo en unos cuantos segundos- me da los buenos días, no conozco la voz, así que me giro para ver de quien se trata, que raro he sido simpática a pesar de seguir aún dormida, efectivamente es un joven, un chico con una amplia sonrisa, acto seguido dice: perdona que te moleste, llevas unos zapatos preciosos, - imaginaros mi cara ante esa afirmación, todo un cuadro, yo diría que casi un Picasso- de verdad, -continúa- disculpa mi atrevimiento, es que soy fetichista, - francamente me deja helada y sin palabras- y me encantan tus zapatos, me dejarías que los besara?, -estoy aún mas sorprendida, incluso asustada, no esperaba una cosa así-. Él continua: entonces…puedo? Reconozco que no tuve tiempo de pensar, y aunque lo hubiese tenido no lo habría hecho, ante la estupefacción que me produjo el acontecimiento, finalmente después de unos segundos, que nos parecieron a los dos un sinfín de horas, respondo que sí –total es solo un beso, para mí no es nada, para él es “su momento”- nos acercamos a un rincón a la vista de todos pero donde nadie pueda darse cuenta que hace, para mi sorpresa se agacha y comienza a besarme el zapato derecho. La visión desde mi ángulo elevado me deja atónita, literalmente tengo un hombre a mis pies, que sensación tan extraña, de repente me siento poderosa, interiormente disfruto del momento –seré también yo una fetichista, ufff tendré que pensarlo, o confesarme, ya elegiré la opción. Todo dura solo un minuto o menos, él se levanta, primero da las gracias, después me pide si puede volver a verme, ofrece comprarme unos zapatos nuevos – me recuerda un capítulo de Sex in the City, que ya os contaré- a lo que contesto no, le apostillo que ha sido su día de suerte…ambos damos media vuelta y continuamos nuestro camino…..Lo primero que me viene a la cabeza es si no se trata de un programa de cámara oculta y de repente saltarán sobre mí para decirme que todo es una broma y que he caído en la trampa, pero no, sigo mi camino y las cámaras no aparecen. Lo que ha ocurrido me deja pensativa, fetichismo?, que es??, con que se come? ,a que sabe??, que se siente???....

Realidad? Ficción??, os dejaré con la duda, aunque es un buen inicio para una novela no?, esta historia me sirve como hilo conductor para comenzar a contaros algunas cosas y curiosidades sobre el fetichismo, también para hablar de uno de los complementos de la vestimenta que produce mayor número de fantasías: los zapatos, - preparaos amantes de los Manolos, los Louboutin o los Jimmy Choo, aunque me temo eso será motivo de un segundo capítulo.

Comenzamos….

Según la wikipedia: el fetichismo es la devoción hacia los objetos materiales, a los que se ha denominado fetiches. El fetichismo es una forma de creencia o práctica religiosa en la cual se considera que ciertos objetos poseen poderes mágicos o sobrenaturales y que protegen al portador o a las personas de las fuerzas naturales. Los amuletos también son considerados fetiches.

La palabra fetiche viene del término portugués “feitiço”, que significa “magia” o “hechizo”. El término fue dado a conocer en Europa por el erudito francés Charles de Brosses en 1757. Existen 731.000 entradas en google para la palabra fetichismo

Existen tres tipos de Fetichismo Sexual.
1) Fetichismo Inanimado: Exitación sexual por un objeto inanimado ej. zapatos.
2) Fetichismo Parcialista: Exitación sexual por una parte del cuerpo no genital ej. Pies.
3) Fetichismo Conductual: Exitación sexual producida por ciertas prácticas o conductas ej. Hacer cosquillas.

En resumen el fetichista es aquel que consigue excitarse a partir de un objeto (como un zapato o una prenda de ropa interior) o de una parte del cuerpo que, en principio, no debería excitarle por sí sola (como una uña o un mechón de pelo).

Como en todo siempre hay un ejemplo de muestra, un país en el que el fetichismo es vivido por un mayor número de sus pobladores es Japón, que ya sabemos que todo lo hace a lo grande, y como no podía ser de otra forma los clubs fetichistas están a la altura.


Aquí teneis algunos ejemplos de clubs:

El Kyoshi Shikkaku es un club diseñado para hacerte creer que estás en un colegio. No falta de nada: la habitación de las taquillas, el gimnasio, la enfermería, y una clase esmeradamente decorada.

En el Reijo C’est Bien de Sapporo, acuden mayoritariamente hombres de mediana edad a para poner en práctica las fantasías de sus años de instituto, con lolitas vestidas de uniforme.

Luces negras y música techno sumergen el Kaiten Zushi Baxy club. Un lugar donde las chicas (con pintorescos nombres como "gamba" o "atún") van rotando entre los clientes cada dos minutos, como si de un restaurante en el que desfila sushi se tratara.

En el famoso burdel June Bride Soapland los hombres pagan hasta 92.000 yenes (615 euros) para que chicas ataviadas en trajes de novia (y que previamente han seleccionado a dedo) los bañen (entre otras cosas). Cada vez que una de estas "novias" acompaña a un cliente desde la entrada principal hasta una habitación más íntima, la marcha nupcial de Wagner suena en los altavoces.

La clientela interesada en pasar una tarde romántica puede llegarse al Boku Ni Mo Dekita, una sala donde los amantes del cine experimentarán pura acción 3D en sus carnes. La fantasía de montártelo en el teatro hecha realidad.

Jueces, abogados, policías y demás tipos encargados de la ley y el orden acuden en masa a Gambo. Es allí donde pueden jugar a ser el poli malo de un interrogatorio. Todo vale para sacarle a la inocente chica de turno todo lo que sabe. La celda incorpora esposas, foco, y un suelo de espejo.

En el Air Touch club de Osaka los clientes reciben algo más que unos auriculares y una manta si deciden ir sentados en la "Clase Business". Las azafatas estarán a tu entera disposición, y siempre con una sonrisa en la boca.

En el Club Mammoth de Tokyo la acción comienza a partir de los 100 kilos. Mujeres que pasan de la talla 46 hacen las delicias de los clientes, aquí no olvidan el slogan de Dove: Por la belleza real.

Otro club es el Mermaid hostess bar, donde los hombres de negocios pagan 40.000 yenes (270 euros) de entrada para poder beber mientras se deleitan con mujeres extranjeras nadando en un tanque de agua.

En el hotel Dayo Zenin Syugo de Osaka puedes escoger a una chica a la que usar como lienzo. En su cuerpo podrás pintar con tinta y el pincel tradicional de caligrafía japonesa. Antes de irse la modelo dejará huella de sí misma en un papel especial, para que el cliente se lo pueda llevar a casa como recuerdo.

El Densha de Go Go es un vagón de tren con capacidad para hasta 14 clientes a la vez. Allí sus ocupantes pueden dar rienda suelta a sus perversiones y acosar en grupo a las chicas. Si es que como los japonenes no hay dos….

Soprendidos? Ya sabeís que nunca te irás a dormir sin aprender algo nuevo, actualmente el fetichismo parece estar de moda y muchas personas reconocen abiertamente cuáles son sus fetiches, algo impensable décadas atrás, donde se consideraba el fetichismo como una aberración.

Como objeto de fetichismo sirve cualquier cosa, hasta lo más impensable. Todo puede ser objeto de fascinación, de deseo, de excitación o de placer. Algunos ejemplos de fetiches bastante comunes son: telas como el cuero, el látex o el encaje, la ropa interior, distintas zonas del cuerpo, como los pechos, el trasero, la boca, los pies, etc., particularidades físicas, como cicatrices, defectos, hendiduras, tipo de pelo, etc., momentos vitales, como el embarazo, la vejez, o bien, condiciones físicas como la obesidad o alguna discapacidad.

Pero existe una diferencia entre fetichismo y parafilia, ésta se entiende como la necesidad de la presencia de un objeto en particular para lograr la excitación sexual. Es decir, la persona no logra alcanzar el placer y ni siquiera puede tener relaciones sexuales si es que no cuenta con ese objeto parafílico. En el fetichismo, la presencia del fetiche no es indispensable para alcanzar la excitación o para tener sexo, sino que simplemente es algo que lo facilita o lo hace más interesante para la persona.

A continuación algunos ejemplos de los fetichismos más comunes:

Eritrofilia: excitarse con las personas que se ruborizan.
Hibristofilia: excitarse con personas que han cometido algún crimen.
Siderodromofilia: excitarse con locomotoras, trenes, metro, etc.
Brontofilia: excitarse con las tormentas, tornados, huracanes, etc.
Pigmalionismo: excitarse con las estatuas o esculturas.
Emetofilia: excitarse con el vómito o con el acto de vomitar.
Coprofilia: excitarse con las eses y orina propias o ajenas.
Tripsofilia: excitarse con los masajes o caricias.
Agalmatofilia: excitarse con los maniquíes.

Otra clase de fetichismo es la misofília, una de las parafilias más habituales, sobre todo en Japón – para no perder de vista a nuestros amigos -. Consiste en excitarse sexualmente con olores fuertes procedentes, sobre todo, de ropa usada, especialmente la interior. Los que seáis un poco maniáticos o escrupulosos, tranquilos, no ahondaré en detalles. Simplemente diré que en el país del sol naciente este fetichismo ha alcanzado cotas de fenómeno social. De hecho, muchos jóvenes, sobre todo ellas, consiguen redondear sus ingresos mensuales poniendo a la venta su ropa interior usada. Para evitar desmanes, los japoneses, pueblo ordenado donde los haya, han creado un tipo de comercio llamado 'burusera' en el cual se pueden adquirir prendas usadas, con o sin foto de la antigua propietaria, envasadas en una bolsa de plástico. Hasta hace pocos años, existían máquinas expendedoras de braguitas usadas. Las autoridades niponas consideraron que la cosa ya estaba yendo demasiado lejos y en la actualidad este trueque de dinero por braguitas y otras prendas usadas sólo se da en el ámbito de las tiendas 'burusera', de las que ya hemos hablado, o en anuncios de contactos. No hay nada como organizar, pero esto de institucionalizar algo tan privado como una parafilia, como que le quita la gracia al asunto.

No sé que pensais vosotros de todo esto, en mi opinión es fundamentalmente una cuestión de libertad, uno de los padres de la patria mexicana Dn Benito Juárez dijo que el respeto al derecho ajeno es la paz, una afirmación que hago plenamente mía, pienso que mientras no hagamos daño a nadie, somos libres de decidir que cosas nos hacen felices, aunque también es cierto que me pregunto cuando deja de de ser una elección para convertirse en una enfermedad. No lo sé….os lo dejo para vuestra reflexión.

P.D. La foto que ilustra este post es del gran fashion photographer Helmut Newton.

No hay comentarios:

Publicar un comentario