Dicen los expertos que su nombre y apellidos eran más grandes que su cuerpo. Se cumplen 150 años del nacimiento de Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec quien debido a una anomalía congénita no pasó del 1.50 de estatura.
Un genio que retrató como nadie el París la nuit de finales del siglo XIX, sus cafés, teatros, cabarets, burdeles, donde los excesos y la pasión corrían a raudales.
Nacido en una familia aristocrática, fue amigo de Van Gogh y admirador de Degas. Los carteles publicitarios fueron los impulsores de su fama como artista. Hizo gran cantidad de carteles para los locales nocturnos, retrató a empresarios, cantantes, bailarinas, actrices, vedettes, mujeres a las que conocía y plasmaba durante sus actuaciones o fuera del escenario en ambientes más íntimos.
La moda se inspira en el arte y una influencia tan pasional como la de Lautrec no podía pasar desapercibida para los diseñadores, en 1951 Balenciaga presentaba vestidos de noche inspirados en la pintura del genio francés.
En el 2007 era Galliano quien abrazaba el arte para la celebración del 60 aniversario de la casa Christian Dior, pintores como Degas, Renoir y Toulouse-Lautrec; de Boucher a Watteau, Fragonard, Gainsborough, Reynolds o Sargent; Rembrandt, Rubens y Van Dyck; Botticelli, Caravaggio, Raphael, Tiepolo o Leonardo da Vinci, desfilaron con el diseñador gibraltareño.
En 2010 una debutante Felicity Brown, ( graduada en el Royal College of Art trabajó con Alberta Ferretti, Mulberry y Lanvin antes de lanzar su propia firma), dió a conocer una colección inspirada en Lautrec, con una version muy personal de la misma.
Sin duda el arte, ha bebido y bebe de la moda y viceversa. Siempre han mantenido una relación estrecha. No solo se trata de alianzas comerciales entre diseñadores y artistas plásticos como los diseños y pelucas que elaboraba Salvador Dalí, el vestido “Mondrian” de Yves Saint Laurent, o el diseño gráfico del artista japonés Takashi Murakami para Louis Vuitton, o la colección de bolsos de viaje de la marca Coach que llevan diseños del artista James Mares.
La moda y el arte son expresiones estéticas. Es decir, de expresar pensamientos y sentimientos.
Sin embargo, la moda parece estar más cerca de los hombres y las mujeres, el acto de vestirnos es diario. Todos los días escogemos ropa para ir a trabajar, para ir a un evento, o, simplemente para descansar; y en esa medida no hay que ser artista o haber pasado por una academia de artes para expresarnos de una manera estética. Nos vestimos de acuerdo con nuestro estado de ánimo o con una línea de pensamiento – por ejemplo, solo hay gente que usa ropa orgánica y materiales alternativos – y hay otras que hacen del vestir un arte preformativo, porque con su vestuario impactan a quien les observa. Basta pensar en artistas como Madonna o Lady Gaga que en cada aparición, o para cada álbum se transforman cameleónicamente.
El cuerpo es un punto de encuentro entre el arte y la moda. Tal vez el arte y la moda tengan objetivos diferentes, nacen de diferentes necesidades; hasta cierto punto utilizan herramientas disímiles y se presentan al publico en lugares opuestos (almacenes, galerías y museos), pero es en el cuerpo, en el sujeto como punto de partida donde se muestran las fantasías, los deseos, los conflictos, las pulsiones y tensiones de la naturaleza humana, donde confluyen. Ambas expresiones, el arte y la moda, logran modificaciones en el cuerpo para hablar del otro.
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