Me despierto con la noticia de que uno de los locales emblemáticos de Palma cierra. La Mercería Casa Bet, se traspasa tras casi doscientos años de historia. Una mala noticia que me lleva a preguntar ¿ de quien es la culpa? En la crónica en Diario de Mallorca se habla de no "poder superar la crisis económica" a continuación y en palabras de su actual propietaria, ésta pide subvenciones o exenciones fiscales para los comercios de "toda la vida" en la ciudad.
Si me dejo llevar por el corazón, casi hasta podría decir que efectivamente, tendríamos que crear un fondo económico para sostener comercios que forman parte de la historia de la ciudad, son los que le dan carácter y consiguen cohesionar la sociedad alrededor de ellos, pero mi parte más racional me dice que no solo es imposible un planteamiento así, sino que también aquí deberíamos discutir las "otras razones" por las que los comercios de este tipo cierran.
Dicen que "renovarse o morir. Si bien es cierto que los locales tradicionales son necesarios para dar color a las ciudades, no es menos cierto que el consumidor actual demanda una reinvención por parte de los comercios de toda la vida. Resultaba muy pintoresco entrar en Casa Bet y ver la tienda con sus cajas llenas de botones, cintas, plumas, lentejuelas, abanicos y un largo etc. pero en algún momento se han preguntado si debían cambiar? si aquellos productos eran los más demandados o si realmente tenían una salida comercial? ¿incluso si la colocación que mi me resultaba divertida era la correcta? según dicen las consecuencias, está claro que no, sus dueños no se han hecho las preguntas del millón de dólares: ¿ nuestro cliente o cliente potencial demanda nuestros productos? ¿ los quiere en éste u otro formato? ¿ tendríamos que hacer algo diferente?
Para muestra un botón, en una entrevista su dueña Pilar Cortés afirmaba que los escaparates son la "ventana al exterior" ( muy cierto) y que es éste el que invita a entrar y comprar, por lo que
“el escaparate lo cambiamos cada mes. El escaparate precisa de una renovación constante y no somos ajenos a ello”.
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Imágen: https://mitallerdemanualidades.wordpress.com |
Siento decir, que este escaparate es tradicional, pero no hay nada en él que llame la atención del transeúnte, salvo que tengas una necesidad de algo, es más, puedo decir que está sobrecargado y no es nada estético.... primer fallo, no cuestionarse si esa "ventana al exterior" realmente está atrayendo al cliente o simplemente lo deja indiferente.
Me parece que han caído en el error de un alto porcentaje de empresarios tradicionales, pensar que como "siempre lo hemos hecho así, para que cambiarlo" pero se han olvidado que muchos de sus clientes ya no están o se han marchado, y a los nuevos hay que retenerlos en una batalla constante por fidelizar al consumidor. Al cliente del siglo XXI ya no le vale que el entorno sea agradable o el trato sea amable, quiere algo más, un extra que le permita sentirse satisfecho de la inversión que va a realizar, ya sea grande o pequeña, eso ahora es lo de menos. El cliente sabe lo que paga, esta informado y no se conforma con cualquier cosa, espera recibir "algo más" de su proveedor de productos o servicios.
Hasta que no entendamos que los tiempos que vivimos son diferentes, que los consumidores hemos cambiado y que es necesario afrontar la lucha con valor, ideas y creatividad, seguiremos viendo como los comercios de "toda la vida" cierran sus puertas, la competencia es dura y no solo hablo de grandes comercios, no, hay pequeños que surgen cada día, pero que ofrecen "ese" valor añadido a sus clientes y eso es lo fundamental hoy en día.
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