


Marilyn Monroe confesaba que sólo se ponía unas gotas de Chanel Nº 5 para dormir, Coco Chanel afirmó que el perfume tenía que usarse en aquellas zonas del cuerpo donde se quería ser besado. El poeta Pablo Neruda, cantó a la nostalgia una canción perfumada con lilas y, por un extraño hiperdesarrollo de sus cualidades olfativas, Jean-Baptiste Grenouille desarrolló en El perfume su instinto asesino.
Los griegos, consideraban el perfume como un don de Venus, usaban un aroma diferente para cada parte del cuerpo: menta para los brazos, mejorana para los cabellos, aceite de palma para el pecho, tomillo para las rodillas y aceite de orégano para las piernas y los pies.
Si nos trasladamos al mundo cotidiano del olfato, es fácil encontrar esa camiseta a la que se aferra el enamorado porque huele a la persona amada. Ese peluche con el que duerme el niño y que la madre se lleva instintivamente a la nariz porque tiene impregnado el olor de su pequeño o ese jersey que aparece olvidado en el armario y que sólo por la fragancia delata a quién lo dejó ahí. Son actitudes que identifican a un individuo sólo con la ayuda del olfato y que tienen una base científica. Investigadores estadounidenses han descubierto que el olor personal de cada uno permanece inalterable a pesar de las variaciones en el ambiente y la dieta.
Como la huella dactilar o el ADN, el olor corporal también proporciona un rastro reconocible de cada individuo, que puede detectarse por la nariz o utilizando instrumentos químicos más sofisticados.
El sentido del olfato tiene un gran misterio, en un mundo dominado por la imagen, la mística del oficio de “nariz” o lo que es lo mismo el oficio de quienes deciden a que vamos a oler cada temporada parece sacado de un cuento del Medioevo y se nos revela más como un arte que como una profesión.
Los inicios de la perfumería se remontan a la Edad de Piedra, cuando los hombres incineraban maderas aromáticas para complacer con humo (per fumum) a sus divinidades. De ahí el origen de la palabra.
Uno de los descubrimientos claves para llegar a la elaboración de los perfumes tal como los conocemos hoy fue el hallazgo árabe del alcohol, en el siglo VIII. Aceites y resinas olorosas diluidas en el alcohol revelaron toda la plenitud de sus cualidades aromáticas, dando así origen a perfumes mucho más finos.
Elisabeth Vidal, una “nariz” que trabaja para Puig, asegura que el objetivo del perfumista es "enamorar con un olor que transmita los valores de la persona, la marca o la idea a interpretar".
Pocas son las firmas que no han optado por convertir sus fragancias en un activo estratégico de la empresa con la incorporación a su plantilla a un perfumista, este es el caso de la firma Chanel.
Coco Chanel la gran visionaria de la moda tuvo la genial idea de comercializar el que aún a día de hoy es uno de los perfumes más vendidos del mundo, el Chanel No 5, nacido en 1921 y a pocos meses de cumplir 90 años, este perfume nació fruto de la colaboración del perfumista Ernest Beaux y la propia Coco Chanel. Se dice que Beaux, se inspiró en el aroma del Círculo Polar Ártico, durante uno de sus muchos viajes por el mundo el perfumista intentó capturar el frescor que desprenden los ríos y los lagos durante aquellas fechas.
Fue uno de los primeros perfumes firmados por un diseñador, corrían los locos años 20 cuando Coco Chanel encargó al perfumista Baux que creara un perfume "que no se pareciera a ninguno" “un perfume de mujer con olor a mujer”. Probadas todas las muestras, Chanel eligió la número cinco.
El No.5 sólo fue el primero de una serie de perfumes que, hasta hoy, no ha dejado de crecer. Como novedad, el nº 5 tuvo una composición rompedora donde, por primera vez y por expreso deseo de la propia Coco, se usaron aromas artificiales, creados en el laboratorio. Por otro lado, aplicó en el packaging el gusto por el blanco y negro que triunfaría en su moda, sorprendiendo al mundo entero con una estética que nada tenía que ver con lo que se estilaba en las casas de belleza de la época.
"Una mujer sin perfume es una mujer sin futuro". Con esa frase aplastante Coco Chanel le daba importancia a que cada mujer tuviera su propio aroma. No en vano fue la primera diseñadora de moda en lanzar una fragancia y lo hizo porque, en su forma de entender el estilo y la moda, le parecía que, sin perfume, la imagen de una mujer no era completa.
Fiel a su forma de expresarse, descarada y un tanto deslenguada, daba al perfume dos sentidos: como complemento a la propia imagen, a modo de joya intangible que habla como ningún otro accesorio puede hacerlo sobre la personalidad de una mujer y, por otro lado, como arma de seducción.
Coco Chanel tuvo mucho que ver en alguno de los cambios más importantes en los cánones estéticos del siglo XX no solo en la moda, después de su primer perfume, aparecieron sus primeros maquillajes: una barra de labios y un colorete, además de una polvera. Por otro lado, el cuerpo femenino vio en ella la salvadora y enterradora de tantos complejos absurdos. Poco voluptuosa de nacimiento, pasó de los rellenos, corsés y ballenas y propuso un truco estético -bolsillos blancos en la pechera- que aumentaba visualmente su naturalmente pequeño pecho, disimulando aquello que, hasta entonces, la moda de la belle epoque nunca quiso ocultar.
La leyenda del nº5 esta llena de anécdotas se dice que Marilyn Monroe, en una visita a Japón, confesó a un periodista que para dormir sólo se ponía unas gotas de Chanel Nº 5. La actriz más glamourosa del mundo y uno de los iconos más universales del cine, se rendía a los encantos de ese mágico número cinco.
Al mismo tiempo, los soldados americanos hacían cola en las tiendas de la firma para conseguir el perfume que, por aquella época, esperaban recibir sus prometidas.
Al principio, el perfume fue distribuido entre las amigas de Coco Chanel y las mejores clientas de su famosa boutique de alta costura. Era, simplemente, un “pequeño regalo que no tenía intención de comercializar”.
Sin embargo, acabaría convirtiéndose en uno de los símbolos del siglo XX. En 1959, gracias a la estética perfecta de su frasco, Chanel Nº 5 entró a formar parte de la colección del Museo de Arte Moderno de New York. Poco después, Andy Warhol inmortalizó su frasco en una serie de nueve serigrafías.
El aroma de Chanel Nº 5 es una composición de flores a base de pétalos de rosas de mayo, jazmín de Grasse y notas de madera de sándalo, vetíver y vainilla.
Coco dijo al elegir el nombre de su fragancia "Este número hará que este perfume sea verdaderamente grande." La estética Art Decó de su frasco y la simplicidad del nombre impreso harían el resto, lanzar a la leyenda y a la historia de la moda una de las fragancias más importantes de la historia.
www.vogue.fr/vogue-tv/reportages/videos/happy-birthday-numero-5/102
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