¿Alguna vez te has preguntado como el
armario se ha convertido en una radiografía de tu mente? Ese pequeño o gran espacio – dependerá de tu
presupuesto- expresa tu forma de vivir, la forma en que enfrentas la vida cada
día, todo lo que eres o lo que has dejado por el camino.
En algún momento de la vida o en
otros casos cada día, llega el momento de enfrentarse a esas puertas, algo que
se convierte en una bomba de tiempo, te sientes como si tuvieras una granada en
la manos a punto de explotar, sin embargo, el tubo del armario que sostiene las
prendas se curva peligrosamente en el centro por el sobrepeso de la gran
cantidad de prendas que se han ido acumulando a lo largo del tiempo. Y ohhh
tragedia repentinamente ese hilo tan fino que sostenía tu vida pasada, presente
y futura se desploma a tus pies, dejando el reguero de tu existencia en el
suelo.
Pueden ocurrir dos cosas, o que tus
sentimientos se desplomen junto con la ropa y te pongas a llorar de la frustración
pues este pequeño desastre suele ocurrir en el momento menos oportuno, o
también puede pasar que tu corazón comience a latir con una energía inusitada cuando
observas retales de tu vida que ya no recordabas.
Al observar todas es prendas
desparramadas por la habitación te das cuenta que todas y cada una han sido
mudos testigos de una vida, han estado en los buenos momentos y en los malos, repentinamente
te sientes vulnerable, sin nada que te proteja, estas vestida pero ante aquellas
prendas que son como jueces observándote te sientes desvalida.
Y entonces
salta la gran pregunta ¿Cuál es la razón para sentirme así? Para quien la moda en apariencia, y digo
apariencia porque todos estamos implicados en la moda, desde el mismo instante
en que no vamos desnudos por la calle, probablemente no signifique nada, la
situación antes descrita no será más que un accidente fortuito de fácil
solución, pero para quien es consciente del enorme significado de la ropa en la
vida de cualquier persona, se convertirá en un revulsivo que removerá los
cimientos más profundos de su existencia.
Separando la
sensación de haber excedido y superado cualquier afán acumulativo, lo que está
claro es que el guardarropa es sin lugar a dudas la autobiografía de cualquier
persona, en caso de morir si alguien quisiera saber cómo eres, en que pensabas,
que defendías, lo que te producía rechazo o pasión absoluta, lo podrá “leer” en
tu armario con absoluta certeza, cada prenda, complemento, zapato o bolso, le
hablará en un lenguaje que es un código de fácil traducción, pero tan expresivo
como si le contaras de viva voz la historia de tu vida.
Grandes
personajes de la historia, famosos y hasta la mismísima Suzy Menkes han
subastado piezas de su guardarropa, todos y cada uno de ellos han buscado,
además de hacer espacio en el armario,
darle vida de nuevo a esas piezas maravillosas; esa es la clave, dar
oportunidad a toda esa ropa de volver a ejercer su derecho a expresarse, de
gritar en otro cuerpo, pero siempre de manera diferente.
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