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Vestir la política

"Sencillez frente a sofisticación".  Es una de las normas que contiene la guía de imagen de campaña del PSOE. Corría el año 2007 cuando apareció por primera vez este documento que indica a los candidatos de la formación política como deben ir vestidos; en ese año les sugerían tonos oscuros como gris, azul o marrón. Para estas elecciones quieren dar un aire fresco, por eso les aconsejan  ropa "cómoda, de colores claros y planos" para que los dirigentes mantengan la imagen que muestran habitualmente ante "sus vecinos".

La frase " una imagen vale más que mil palabras" solemos escucharla con frecuencia, en la mayoría de las ocasiones la utilizamos para argumentar que no es del todo cierto que la vestimenta sea importante en la proyección de nuestra imagen. Como en tantas otras ocasiones me reafirmo en que esto no es así.  La imagen  de una persona se compone de varios indicadores: lenguaje no verbal, discurso y apariencia, en ésta última entra el vestuario, maquillaje, peinado etc.

Además de ser asertivos en nuestras posturas cuando nos presentamos delante de los demás, o sea con una actitud proactiva, positiva, con brazos sueltos, los pies firmes sobre el suelo, sin forzar una sonrisa o asentir constantemente, todo el conjunto se verá reforzado con un buen discurso, pero también con una imagen que de coherencia a los demás aspectos, se trata de cocinar un buen cóctel personal.

Este 2015 es un año 100% electoral, a los candidatos políticos nos los encontraremos hasta en la sopa, va a ser así hasta final de año que cerremos con las elecciones nacionales.

Mientras que los partidos minoritarios suelen dar poco valor a la imagen de sus candidatos, los partidos generalistas son conscientes de lo importante que es una buena imagen, es un juego de seducción en el que el aspecto del candidato juega un papel fundamental, sino echemos una  mirada a los grandes expertos en estrategia política. Los norteamericanos conocen la maniobra a la perfección, el presidente Barack Obama es el prototipo de un uso excelente de la imagen, él además posee lo que los expertos denominan "porte presidencial" que no es otra cosa que una combinación entre  proximidad para entender los problemas del ciudadano hablando su mismo lenguaje y la  distancia suficiente para representarlos,  o lo que es lo mismo él proyecta la imagen de alguien que está más preparado que sus conciudadanos para representarlos.



Al analizar la imagen nos adentramos en el mundo de las percepciones, de la semiótica, ya lo dicen que en política "la percepción es la realidad".Si a todo ello, le sumamos el vivir en el siglo de la imagen, donde los medios de comunicación visual se han triplicado , no es un tema minoritario el que los candidatos se preocupen por su aspecto. Hoy en día es innegable que ya no se vota solo al discurso ideológico, si a un buen discurso le añadimos un líder con un aspecto adecuado a lo que quieren "ver" sus votantes, tiene el triunfo asegurado.

Por otro lado también se corre el riesgo de cometer errores, al ser un territorio inexplorado, un territorio en ocasiones dejado en las manos de "la esposa" en el caso de ellos y de su "buen entendimiento" en el caso de ellas, puede ocurrir que se caiga en errores garrafales como el caso de Susana Díaz quien durante la campaña electoral y sobre todo el día que ganó las elecciones demostró el poco cuidado en su aspecto; y ya sé que está embarazada, pero esa no es excusa, aunque ya escribiré otro post con los detalles, de momento os dejo con la foto que da buena muestra de lo que os digo.



Y ¿que hay de nuestras islas os preguntaréis? lamentablemente en Mallorca los políticos hombres y mujeres son bastante conservadores, aunque poco a poco se adaptan a los nuevos tiempos, aún queda bastante camino por recorrer. Vivimos en una comunidad autónoma que incluso penaliza el cuidado de la imagen personal en los políticos, aduciendo que se trata de un tema baladí. En el caso de aquellos que lo han intentado, han sido cuestionados y criticados por ello, más en el caso de las mujeres que de los hombres - ¿reminiscencias machistas? -  quizás... 

Volviendo al caso femenino de nuestras políticas, está claro que los focos se centran siempre más en ellas que en ellos, pero les recomendaría no tener miedo de hacer uso de una buen aspecto y look cuidado para acercarse aún más a los ciudadanos, cada una con su estilo pero potenciando todo aquello de lo que disponen; a las personas nos gusta sentirnos identificadas con nuestros líderes y eso pasa por  un apariencia cuidada, a nadie le gusta tener mal aspecto, ¿verdad que no?.

Esta vez cierro con una frase de Patrycia Centeno, autora del libro "Política y moda" que expresa claramente los argumentos y reflexiones de este post: 

"con una buena imagen se puede vender una mala idea, pero con una mala imagen es imposible vender una buena idea" ahí lo dejo.....

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